Gremlins de Joe Dante (1984)

Siempre me fascinó la palabra Gremlin. Me sonaba fuerte, maligna, arcana... Lo que desconocía era que no fue un invento de la Warner. La palabra es muy antigua. Proviene del inglés antiguo grëmian, que significa "mortificar o hacer enfadar". También está relacionado con grim, que quiere decir "cortar" y está enraizado con el término alemán grämen, "apenar". El ser mitológico existe en el acervo cultural anglosajón y se utilizó, entre otras cosas, para explicar la caída de aviones ingleses en la segunda guerra mundial a manos de tan malvados seres.


Nosotros, sin embargo, conocemos a los Gremlins por la peli de 1984 [imbd.com] y su secuela de 1990 [imbd.com]. Seguramente la tengamos enterrada en la memoria, etiquetada como película tontorrona para niños.

Sólo deciros que apuesto a que eso cambiará cuando la volvamos a ver este jueves. La película, con una historia de lo más simple, resulta simplemente redonda, divertida y perfecta para pasar un rato en camarilla.

De hecho, sólo así me explico trabajos tan geniales como el de Sacha Feiner.

Se trata de un cineasta friki de 27 años obsesionado por los Gremlins. Con medios de andar por casa, un trabajo ingente y mucho saber hacer, se dedicó a incorporar los temidos Gremlins en secuencias de películas como Godzilla, El Exorcista, Indiana Jones, Los Goonies y Batman.

El Cómo-se-hizo es una auténtica pasada, así que por favor, no dejéis de verlo, que merece la pena: