Conversaciones sobre el fanzine francés, segunda parte.

lunes, 26 de mayo de 2008

Hablando de los fanzines de cómic franco-belga: los autores más veteranos no tuvieron que pasar por publicar por un fanzine (el mercado era más pequeño por aquel entonces), pero los más jóvenes frecuentemente lo han hecho. El fanzine está muy ligado a la vida del estudiante, que al llegar a la vida laboral lo abandona. Pero gracias al trabajo de colectivos como L’Association, los autores que quieren profesionalizarse tienen otra opción diferente a la de enviar sus trabajos a un editor: convertirse ellos mismos en editores. Esto es así de forma que en Francia muchas editoriales pequeñas funcionan como asociaciones, que no tienen muchos ingresos, pero que tampoco pagan muchos impuestos. Llegadas a este punto, si quieren ser distribuidas deben dejar de decir que lo que publican son fanzines: las distribuidoras lo exigen bajo la creencia de que las tiendas no los quieren porque los clientes no los compran (como se puede apreciar, toda una cadena de suposiciones).


El fenómeno graphzine creo que no está bastante extendido en España. Consisten en fanzines artísticos de ilustración, a menudo haciendo uso o combinando diversas técnicas y materiales: serigrafia, tampones, fotocopias, collage, fotografía, dibujos, acuarelas, flores secas o plantillas sobre tela, cartulina, papel de seda u otros materiales. Los tirajes suelen ser muy limitados, y las copias estar numeradas. Pueden ser individuales o colectivos, y tienen sus propios circuitos de distribución y tiendas especializadas. Los precios suelen ser más altos de lo normal, usando un ejercicio de psicología inversa mediante el cual se hace creer a los compradores que son mejores porque cuestan más. Su carácter amateur es independiente a su calidad, los hay de muy diferente hechura y acabado.

Aun así, esto no quiere decir que todos los fanzines que no entren dentro de estas categorías sean necesariamente underground. Por ejemplo, los fanzines literarios de fantasía cubren la demanda de un público ansioso de novedades, cubriendo los espacios vacíos dejados por las editoriales cuyas publicaciones ya se venden lo bastante bien. Por último, me comentaron la reciente llegada a Francia, gracias a organizaciones como la Fanzinotheque, de fanzines desde lugares que no se perciben normalmente como creadores de los mismos: Corea, Dinamarca, Suiza, etc.

Agradecimientos a Yann y Apsara por estas rodajas de información.

2 COMENTARIOS:

gatao dijo...

Que curioso que en Francia tambien se llame fanzinakoteca, como la nuestra, cuando las anteriores que habia en Espa�a de denominaban fanzinotecas.
Saludos.

Anónimo dijo...

Ups! En realidad se llama fanzinotheque, fue un lapsus mio escribirlo de la otra manera ^^

Saludos!