Dicen de él que es un documental de culto. Sin duda es impactante. 90 minutos de imágenes y sonido minimalista dan para mucho. Ésta es la tercera parte de la saga Qatsi ("vida" en dialecto Hopi). El mensaje es sencillo: guerra y destrucción como forma de vida, una oda al imperialismo asesino yanqui. No es creativo en el sentido de aportar soluciones como los vídeos y documentales que últimamente consumo. Deconstructivo, por rizar el rizo. Yo recordaba la cinta mucho más bonita, idealizada; y me encuentro con una colección de imágenes repetitivas, violentas hasta la saciedad y muchas nubes desenfocadas de humo, dígitos binarios y otros que me aportan poco. En su apoyo he de admitir que muchas otras imágenes son preciosas, con una fotografía magistral y un espíritu único en su clase.
Mis próximas aportaciones al cineclub serán sus dos predecesoras, esperando que se cumpla aquél dicho de que no hay segundas buenas partes...
Mis próximas aportaciones al cineclub serán sus dos predecesoras, esperando que se cumpla aquél dicho de que no hay segundas buenas partes...
0 COMENTARIOS:
Publicar un comentario