Seguimos con las entrevistas realizadas en el InterBD de Lille:
Albert Foolmoon es un ilustrador que lleva trabajando en el mundo de la edición independiente desde la fundación de la pequeña editorial Lézard Actif (Lagarto Activo) en 2005. Su obra se centra en pequeños graphzines (fanzines de ilustración) repletos de retratos, acompañados de textos poéticos, siempre alrededor de un concepto (como el libro Barbus, Poilus et autres Chevelues, cubierto de pelo, con una galería de gente peluda). A partir de septiembre de 2007 se convierte en el webmaster de la página DYIzines, una de las más completas en lo que a fanzines se refiere. A continuación se recogen algunas de sus opiniones.
La producción francesa de fanzines empezó a incrementar en los años noventa gracias a la popularización de la fotocopiadora. De manera reciente ha sufrido un mayor desarrollo como consecuencia de internet, que permite organizar fácilmente redes de distribución, encuentros e incluso webzines colaborativos. Por otra parte, las serigrafías también se han vuelto más fáciles de realizar. Sin embargo, y debido a la gran historia que hay detrás de ellos, es difícil tratar de definir las posibles tendencias en el mundo de los fanzines.
En España hay gran cantidad de fanzines en comparación a Francia, pero sin embargo su venta es mucho más difícil debido a que no hay muchas tiendas que los compren, al contrario de lo que ocurre en ciudades como París.
Para Albert Foolmoon, un fanzine es una experiencia personal que no va dirigida a ningún público concreto. Los compradores serían personas especialmente receptivas al producto que van a comprar, sobre todo en el caso de los graphzines, que funcionan más bien como libros de artista. En contrapartida, los artistas se sienten más libres al poder publicar contenidos y formatos que una editorial no aceptaría para una gran tirada debido a lo arriesgado que resultaría económicamente.
Aunque los fanzines franceses empiezan a ser conocidos, sus redes de información siguen siendo demasiado localistas, y es muy raro que las personas de diferentes redes se conozcan entre sí. También cabe destacar el problema que suponen las comisiones que toman las librerías.
Otro de los grupos presentes en el festival fue la asociación Komiks Kronik, constituida por jóvenes dibujantes de cómic, y que surgió hace apenas seis meses gracias a la iniciativa que tuvieron de reunirse a partir de sus cuentas de Myspace. A pesar de su reciente aparición, ya han conseguido editar un fanzine homónimo, que esperan que sirva como muestra de su trabajo y sus inquietudes, y también que les promocione para ayudarles a profesionalizarse. La asociación tiene entre sus objetivos montar pequeñas exposiciones y dibujos colectivos en los salones a los que asisten, pero también se ocupa de la distribución de las creaciones de sus integrantes por las librerías.
martes, 24 de junio de 2008
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1 COMENTARIOS:
no sé, releyendo los artículos de tek nadsat y sobre todo cuando se mencionan los eternos "problemas" (que quizás sean los motivos que hacen a los fanzines ser fanzines y definan su personalidad) de la distribución, su venta, y la escasa relación y conocimiento de los propios habitantes del universo "fanzineroso", me venía al recuerdo los pequeños intentos de cuando el "versus" para intentar que los "jefes" de varios garitos y baretos de por aquí intentarán colaborar pagando la copia de 5 fanzines que luego se podían quedar y ufff que difícil era, primero explicar lo que realmente se quería hacer y luego, como se dice por aquí "que soltasen la gallina" es decir el dinero, es decir 5 euros, es decir el precio actual de un cubalibre. pero es que, me parece que a veces hay como un abismo muy grande entre los que hemos colaborado, leído o simplemente visto un fanzine y los que sin miedo a exagerar jamás en la vida han visto, tenido en las manos o reparado de algún modo en ellos. me parece que hay cosas en la vida que por lo que sea pasan desapercibidas, son como invisibles y los fanzines andan por ahí. de ahí parte de la magia que desprenden.
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